Ruta atalayas I: Torreciudad

Esta es la primera de una serie de entradas donde tenemos la intención de dar a conocer parte del legado histórico y arquitectónico de una serie de construcciones muy peculiares que podemos encontrar remontando el cauce del rio Cinca a partir de Artasona. Se trata de una línea de fortificaciones y atalayas, emplazadas a lo largo de las faldas de todo el Pirineo, que tanto los reconquistadores, Sancho el Mayor de Navarra en el siglo XI, como los conquistados en el Reino Musulman utilizarón para defender sus crecientes y menguantes fronteras.

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Esta primera etapa nos sitúa en la parte baja del curso del rio Cinca, en el mismo límite de la comarca del Sobrarbe con la del somontano, donde encontramos un legado histórico poco anterior a la fundación de la orden del temple, siglo XI. época de Reconquista. La línea defensiva formada por fortificaciones y atalayas, todas ellas comunicadas visualmente, hacen frontera con una red paralela en territorio musulmán. Éstas se llaman plaxas musulmanas.

La plaxa mas cercana a la localidad de Artasona, según la documentación medieval que se conserva, se llamaba Civitas al baluarte, o torre de señales. Desde lo alto de estas torres conectadas visualmente se producican mensajes en forma de señales luminosas creando asi un sistema de comunciaciones. Los musulmanes tenían para defenderse de los cristianos que desde el norte pugnaban por reconquistar las tierras que los árabes les habían arrebatado. De este topónimo de civitas derivó más tarde el de Turris Civitatis, y de esté al contemporáneo de Torreciudad.

Situado en la orilla izquierda del río Cinca, en el último tramo angosto que este río ha excavado para ganar las tierras llanas del Somontano ahora bajo las aguas del pantano, la primera referencia histórica de este asentamiento data del año 1066. Recordar que la primera referencia histórica donde aparece Artasona se trata de 1094, cuando el mismo Rey Sancho Garcés de Navarra, que ordenó construir la cadena de torres defensiva, conquistó de los territorios musulmanes, entre otras localidades, Artasona.

La siguiente descripción de la torre la podéis encontrar en el blog Descubresomontano:

“Esta torre de vigilancia, sin recinto fortificado, se comunicaba visualmente con Samitier, situado río arriba. Es de estructura cilíndrica, con una altura de 14 m. y un espesor rondando los 2 m. Su perímetro sur, donde se debió de situar en altura la puerta, está parcialmente desmoronado. Observando el interior se advierten retranqueos del muro, es decir, como si el muro retrocediera hacia atrás, con la finalidad de sustentar los pisos de madera. Debió tener un almacén, primera planta, la planta de la puerta, y quizás un sobrado o segundo piso; según la distribución que se usaba en la época. También queda un ventanal aspillerado en la planta primera, orientado al este.

Al exterior del perímetro noreste, se advierten una serie de mechinales, o huecos en el muro, que desde el nivel del suelo ascienden rodeando la torre, con frecuencia de uno cada seis hiladas, y buscando su lado sur. Como quiera que no son constructivos, ni de iluminación al interior de una hipotética escalera de caracol, debieron de servir de apoyo a la estructura exterior de madera de acceso a la torre: rodeándola en sus dos tercios hasta alcanzar la puerta, colgada sobre el vacío, puesto que no era factible levantar una estructura de acceso directo. Y dado que alcanza la segunda planta, es de suponer que en ella estuvo la puerta de acceso.”